Con el Tratado de Verdún, que provocó
el reparto del Imperio Carolingio, la fragmentación del poder en el centro
europeo se profundizaría con las invasiones de diferentes pueblos como los vikingos o normandos (provenían de
Escandinavia); magiares o húngaros (oriundos
de las estepas asiáticas); sarracenos (piratas
mulsulmanes que acechaban el mediterráneo); y eslavos (originarios de la llanura rusa).
Esta fragmentación dará origen a la
formación del feudalismo, vigente entre el siglo XI y XIII, basado en una
relación de producción a través del vasallaje, donde un hombre libre (vasallo)
recibía una concesión como parcela de tierra (feudo) de parte de otro hombre libre
(señor) a través de un contrato de responsabilidades mutuas, por el cual se
debía pagar una renta feudal.
La sociedad feudal se organizaba a
partir de la jura de fidelidad de los nobles a un Rey, en una ceremonia
denominada Homenaje, por el cual se
disponían a colaborar con el mismo en la defensa del reino a cambio de la
concesión del feudo, donde
generalmente trabajaban campesinos, que podía ser explotado por el vasallo, que
a su vez podía tener vasallos propios.
Se configuró así una sociedad estamental,
constituida por tres órdenes encabezadas por el Rey. Los nobles o señores; El Clero;
y El Pueblo, compuesto en primer
término por campesinos. Los nobles
se dedicaban a la conquista de tierras, a partir de la guerra; en tanto que el
clero se dedicaba a la prédica religiosa; siendo los campesinos quienes
trabajan la tierra a fin de lograr los recursos económicos de la sociedad.
Si bien el principio del primero
milenio significó una retracción económica para europa, a partir del siglo XI,
con el fin de las invasiones, comenzó una expansión, a partir de cambios en
procesos de producción agraria, como las roturaciones y rotaciones, que impulsó
el crecimiento de la población.
Cruzadas
Esta nueva fase, también impulsó la
expansión territorial a partir de excursiones militares conocidas como las Cruzadas. Las mismas estaban
organizadas por el Papa en alianza con los reyes y se proponían reconquistar
Tierra Santa, que había caído e mano de los turcos seldyúcidas musulmanes. Si
bien nunca lograron su objetivo, las expediciones lograron restablecer el
desarrollo del comercio en el mediterráneo, provocando el fortalecimiento de
los mercaderes y comerciantes, especialmente italianos de las ciudades como
Venecia o Génova.
A su vez, permitió el avance sobre la
península Ibérica, provocando la desintegración del califato de Córdoba, por el
cual los musulmanes gobernaban el territorio. La recuperación de la península
se concretará en el siglo XV con la ocupación de Granada, en el sur, por los
Reyes católicos. A partir de allí, se organizarían en cuatro reinos cristianos
(Navarra, Aragón, Portugal y Castilla). Los mismos serán clave en la conexión
con América, a partir de los viajes de Colón, dando inicio a la edad moderna.
De
los pueblos germánicos en Europa, el reino de los francos logró estabilidad y a
partir del siglo VIII una dinastía descendiente de los Heristal comenzaron una
extensión de su poder hacia los países de occidente, en momentos en que los
árabes avanzaban sobre la península ibérica. Fue en la batalla de Poitiers
(732), que Carlos Martel logró detenerlos.
Uno
de los hijos de Martel, Carlomán,Pipino
el Brevederrocó al último
monarca franco en el año 751, iniciando el reinado de la dinastía carolingia.
Logró el apoyo del Papa a cambio de defender los territorios de los lombardos,
convirtiéndose en el brazo armado de la Iglesia.
Tras
la muerte de Pipino en el 768, sus hijos Carlomán y Carlos se repartieron el
reino con fuertes peleas entre ellos. Sin embargo, la muerte de Carlomán, le
dio el poder del reino a Carlos quien comenzó un proceso de expansión,
convirtiéndose el Carlo “el Grande” oCarlomagno.
En alianza
con la Iglesia, Carlomagno logró reunir en un Imperio a la mayoría de los
reinos cristianos de Occidente, generando una defensa conjunta contra el avance
del Islam. Así, en el año 800, el Papa León III lo coronó como Emperador bajo
el juramento de defender a la Iglesia.
Durante el reinado de Carlomagno se produce un
reflorecer cultural conocido como elrenacimiento
carolingio, que estuvo limitado a los sectores
altos de una sociedad que estuvo dividada en grupos bien diferenciados entre
sí. Por un lado se encontraba la nobleza que se impuso al resto de la
población: campesinos y siervos.
Con la muerte de Carlomagno en el 814, el Imperio
continuó bajo el mando de su hijo Luis el Piadoso, quien dejó el reino en
herencia a sus hijos (Carlos, Luis y Lotario) que al seguir la tradición franca
se repartieron el Imperio, enfrentándose por el control de los territorios
hasta elTratado de Verdúnfirmado
en 843. A su vez, los hermanos Carlos y Luis se repartieron los territorios de
Lotario tras su muerte.
El islamismo logra su unidad a partir
del profeta Mahoma, quien lograría
unir a las tribus árabes en el año 622. Los pueblos de origen semita que
habitaban la península Arábiga, generalmente eran nómades, por lo desértico de
la zona, y se dedicaban al pastoreo de camellos y cabras, aunque existían
algunos asentados en las costas y practicaban la agricultura, de donde surgieron
centros urbanos como La Meca y Yathrib. Organizados en tribus, sin
ningún poder político, con creencias propias, consideraban a La Meca como lugar sagrado, porque allí
se encuentra La Kaaba, donde reside
la Piedra Negra, a la cual se le
rinde culto porque oscureció al absorber los pecados de los seres humanos.
En La Meca, un comerciante caravanero llamado Mahoma se inspiraría en el monoteísmo del judaísmo y cristianismo,
comenzará a profesarlo dentro del politeísmo de los pueblos árabes, a partir
del reconocimiento de un Dios, llamado Alá.
Si bien tuvo que huir y refugiarse en Medina,
una ciudad vecina, allí logró organizar un ejército que ocho años más tarde
comenzará una expansión tanto religiosa como militar que lograría configurar un
verdadero Imperio.
Hacia el 632, las tribus árabes
estaban unificadas bajo el nuevo credo y extendieron su territorio a través de
la guerra santa, que es la lucha de
los creyentes contra los que no creían en Alá. Lograrían conquistar Palestina,
Siria y la Mesopotamia. Luego se extendieron al norte de África hasta llegar a
la península Ibérica. Hacia el oriente, alcanzaron la India, China y el Imperio
Bizantino.
A lo largo del territorio que ocupó el
Imperio Romano de Oriente se conformaría el Imperio Bizantino (o Bizancio), sumándose
algunos territorios de Asia y África. Contrapuesto a los reinos independientes
romano-germánicos, este espacio mantendría una configuración imperial. Tras la
caída del Imperio Romano de Occidente en el 476 d.c. mantendrá su entidad
propia hasta el año 1453, ante la caída de Constantinopla, su ciudad capital. Ubicado
como un espacio intermedio entre el mundo europeo y el mundo árabe, por su asiento
geográfico, mantendrá interrelaciones con ambas culturas, asimilando estilos de
vida y costumbres.
De los emperadores más renombrados se
encuentra Constantino, quien daría nombre a la ciudad capital, que lograría
mantener la centralidad del poder en la organización de los territorios
provinciales dominados a través de gobernadores. La extensión máxima del
Imperio se alcanzaría con Justiniano, durante el siglo VI, ocupando gran parte
de la actual Turquía, el corredor Sirio-Palestino, Jerusalén, Egipto, el norte
de África, los Balcanes, Italia y parte del sur de España. Tras la muerte de Justiniano, el Imperio tuvo
un proceso de disgregación, que a pesar de un renacimiento durante los siglos
IX y XI, no logró frenar el avance de los turcos otomanos, quienes tomaron
Constantinopla en 1453.
Contrario al proceso de ruralización
de occidente, el Imperio Bizantino mantuvo su centralidad en las Ciudades,
siendo una de la más importantes Constantinopla, centro de los obispados, el
gobierno y el ejército, tuvo un gran desarrollo económico, a partir del vínculo
comercial con otras civilizaciones, como China, India y Rusia, beneficiándose
de su dominio territorial sobre el mar Mediterráneo.
Con la caída del Imperio Romano de
Occidente, se producirá la reorganización de la zona europea a partir de la
formación de reinos romano-germánicos,
con la fusión de los pueblos germanos y los antiguos habitantes del Imperio. Entre
los reinos más destacados se encuentran:
Visigodo (Godos del oeste): Ubicado en la
península ibérica. Fundado en el año 412 por Ataúlfo y destruido por los
musulmanes en el año 711.
Ostragodo
(Godos del oriente):
Ubicado en la península itálica. Se funda en 493 por Teodorico y cae en
553 a manos de los bizantinos.
Franco:
Ubicado en el
centro europeo (en los actuales territorios de Francia y Bélgica). Fundado
en el siglo V, lograrían un apogeo durante el gobierno de Clodoveo, quien
sería el primer rey germano en convertirse al cristianismo.
Ango,
Sajones y Jutos: Ubicados
en las islas británicas, se conformaron los reinos que serían unificados
por el rey Edberto de Wessex en 827.
Vándalo:
Ubicados en el
norte de África. Fundado en el año 428 y fueron conquistados por los
bizantinos en año 553.
Características de los reinos germánicos
Característica
Causa
Efecto
Inseguridad
La
invasión de los pueblos germánicos, la lucha entre pueblos y los saqueos a
las ciudades
Aumento
de defensas en las ciudades a partir de murallas
Ruralización
La
inseguridad y crisis económicas provocó el traslado al campo y reducción de
las ciudades.
Reducción
del comercio y generación de economías de subsistencia.
Empobrecimiento cultural
Reducción
de las manifestaciones artísticas y concentración en actividades guerreras
Iglesias
pequeñas y toscas, con rudimentarias piezas de orfebrería.
Lenta fusión cultural
Los
pueblos germánicos sostenían sus propias leyes, instituciones, lengua y religión.
Fueron
incorporando lentamente las pautas culturales e institucionales del Imperio
Romano.
Los reinos germánicos fueron adoptando
el cristianismo, que permitió una vinculación a través de la religión. Configurados
en monarquías hereditarias centrados
en la fidelidad personal al Rey, propio de su cultura, diferente a las
tradiciones romanas, centradas en los ciudadanos.
La mayoría de los germanos eran
arrianos, una corriente que negaba la esencia divida de Cristo pero aceptaba su
descendencia de Dios y era considera herética por la Iglesia Católica. Los
reyes germánicos, a fin de mantener una relación con la población de los
territorios romanos, que profesaban el catolicismo, propiciaron su cambio y
conversión.
En tanto que la Iglesia mantuvo el latín como lengua de culto y se organizó
territorialmente en diócesis o provincias,
presidida por un Obispo. Internamente, se configuró en dos grupos, uno secular
y otro regular, el primero dedicado a la relación con la población y el
segundo, recluido en los monasterios, como forma de concentración en la relación
con Dios.
El ascenso de Octavio al poder en Roma en el año 27
a.c. marcó el inicio de la era imperial. Con el título honorífico de Augusto, que imponía su veneración por
ser una persona protegida por los dioses, asumió los cargos de cónsul de Roma y
procónsul de las provincias no pacificadas. Posteriormente adoptó el título de princeps (primer ciudadano) y luego el
de Imperator, centrando el mando
supremo de los ejércitos. Prosiguió con los cargos de tribuno de la plebe y se
nombró sumo pontífice, a fin de dirigir todos los asuntos religiosos. En
definitiva, concentró todo el poder en él. Si bien Augusto mantuvo el funcionamiento de ciertas instituciones
republicanas, la realidad es que estaba constituida una monarquía.
La época de Octavio se conoce como la Pax Romana o Siglo de Augusto, período que se mantendría hasta el siglo III. El
orden lo estableció en primer término neutralizando el poder del ejército. Para
depurar los cargos de conducción, licenció a dos terceras partes de las tropas
y les asignó tierras, a su vez, reubicó legiones en fronteras y rotaba a los
generales, para que no generaran lazos con sus tropas. Además, concedió más participación
en cargos públicos a los caballeros y distribuyó empleos en obras públicas a la
plebe, además de dar alimentos y organizar espectáculos gratuitos.
Durante este período, Octavio propiciar el desarrollo
cultural y social. Bajo la responsabilidad de Cayo Mecenas, amigo personal de Augusto, se reunieron artistas bajo
la protección económica del imperio. Se destacan poetas como Horacio, Virgilio y Propercio, además
del historiador Tito Livio. En lo
social, propició reformas tendientes a recuperar el valor familiar y el
respecto al matrimonio, además de favorecer la creencia en los dioses romanos y
acabar con la tolerancia a religiones orientales.
Imperio
Durante este período, la
extensión de la dominación romana alcanzaría su punto máximo. Los generales
Agripa, Druso y Tiberio lograrían incorporar regiones como la península Ibérica
y anexarían Panonia. Además, pacificarían regiones como Iliria y las Galias; se
lograrían acuerdos con los partos,
que controlaban la zona de Irán); y se aseguraron las fronteras en el Danubio y
el Rhin; fracasando en el intento de dominar la región de Germania.
En los más de dos siglos que
duró el Imperio, el poder se centró en el palacio imperial, desde donde los
emperadores dirigían el Imperio asistido por un consejo de prefectos y
secretarios. Su poder era absoluto y reprimían cualquier intento de
sublevación. Por eso, los ejércitos adquirieron un peso importante en el
sustento del poder imperial, sumado a la religión, que con la figura de Augusto como dios imponían veneración
al Imperio.
El mismo emperador Augusto definió a su yerno e hijo
adoptivo, Tiberio, como sucesor, y
se estableció ese criterio como mecanismo de sucesión. Posteriormente se
establecieron las siguientes dinastías.
·Julio-Claudios:
Tiberio
(14-37), Calígula (37-41), Claudio (41-54) y Nerón (54-68).
El emperador Alejandro
Severo sufrió una crisis en el año 235 que se extendió hasta el año 285 donde
se sucedieron 26 emperadores. Así, poco a poco el Imperio fue perdiendo
capacidad de sostener su poder en el vasto territorio, tanto por las invasiones
de los germanos como la ruralización de la vida y el incremento del bandolerismo.
Así, no se pudo mantener la centralidad del poder del funcionariado imperial y
la tendencia centrífuga de las decisiones.
Hubo un intento de
restauración con Diocleciano quien fijo
la división del imperio en dos regiones (Oriente y Occidente) y estableció una tetrarquía, formada por dos Emperadores
(él y Maximiano) y cada uno uno asesorado por un César que sería su sucesor, con
poder absoluto perdiendo todo peso el Senado. Esta reforma logró establecer un
orden y centrar luego el poder en Constantino,
quien decidió restablecer el sistema hereditario y trasladó la capital del
imperio a Bizancio, redenominada Constantinopla.
El emperador Teodisio dividió el Imperio entre sus
hijos, formando el Imperio romano de
Oriente, a cargo de A. Arcadio y con capital en Constantinopla, y el Imperio romano de Occidente, a cargo de
Honorio con capital de Roma. Sin embargo, no se logró frenar el proceso de
crisis, especialmente en las invasiones de los pueblos bárbaros, las rebeliones
de campesinos y la deslealtad de ejércitos. El imperio tuvo invasiones en la
península ibérica en el 406 de vándalos, suevos y alanos, en tanto que los
Visigodos saquearon Roma en el 410. Posteriormente, los hunos invadieron el
Imperio y fueron detenidos, pero hacia el año 476, el emperador romano Rómulo Augústulo (el pequeño Augusto)
fue asesinado por Odoacro,
poniéndose fin al Imperio romano de occidente.
Un intento por parte de los
etruscos de dar poder al rey y establecer la sucesión hereditaria y no electiva,
para impedir a latino y sabinos ocupar el trono, impulsando la participación de
plebeyos en la política. Esto provocó la reacción de los Patricios en el Senado generando una revuelta en el 509
a.c. que llevó a la destitución del rey etrusco instaurando una República que
se extenderá hasta el año 27 a.c.
El ideal republicano se basa
en la división de poderes. Así, la República Romana tuvo tres grandes centros
de poder: el Senado; las Asambleas o Comicios; y la Magistratura.
·Senado:
Amplió
composición de trescientos a seiscientos miembros, incluyendo a personas
nacidas en territorios conquistados, y aumentó sus competencias, abordando
temas militares y de conquista, así como la intervención en temas de justicia,
cuentas públicas, gobiernos provinciales, obras públicas y relaciones
exteriores.
·Asambleas
o Comicios: Existían tres clases.
- los
curias, se abocaban a temas
religiosos;
-
los centuriados, se ocupaban de seleccionar
funcionarios superiores (cónsules, pretores y censores);
- la
plebe, tenían la responsabilidad de
elegir a ediles, cuestores y tribunos de la plebe.
·Magistraturas: eran
cuerpos colegiados con mandatos anuales electivos y ad honorem. Podemos citar:
-Consulado, existían
dos, a cargo de la jefatura política y militar de la Ciudad. Podían vetar la
aplicación de leyes.
-Censores, estaban
a cargo del censo general y habilitaban a ciudadanos para ocupar cargos.
-Pretores¸ administraban
justicia.
-Ediles, a
cargo del control de la higiene urbana y las necesidades de la ciudad.
-Cuestores,
responsables de las cuentas públicas.
-Tribuno de la plebe¸ tenía
la facultad de veto a proyectos de las Asambleas u otros magistrados que perjudicasen
a este grupo social.
Las desigualdades entre
Patricios y Plebeyos generaron diferentes tensiones políticas, de las cuales la
sucedida en 494 a.c. cuando plebeyos se concentraron en el monte Aventino, a
las afueras de Roma, y amenazaron con fundar otra Ciudad. Así, los patricios
concedieron la posibilidad de elegir sus propios magistrados. Las reformas se
plasmaron en 450 a.c. con la sanción de la Ley
de Doce Tablas, que fijó la igualdad de los ciudadanos y fijando como
criterio la regulación vía leyes de la justicia. Además, se habilitaron los
matrimonios entre patricios y plebeyos.
Expansión
Republicana
Como estrategia para
contener el avance plebeyo, Roma comenzó un proceso de expansión con la
conquista de la llanura del Lacio, luego de imponerse a la Liga Latina, y luego avanzar hacia los pueblos montañeses (ecuos,
volscos y sabinos) del centro de la península, así como a los etruscos y sus
antiguos dominadores.
Hacia el siglo IV a.c. una
avanzada de los galos, pueblo celta residente del valle del Po, provocó el
saqueo de Roma que debilitó el dominio sobre los pueblos. Así, se decidió
disolver la Liga Latina y dar ciudadanía a todos los latinos instalados en
Roma. A su vez, abrió el ejército a miembros no-patricios. Posteriormente, un
choque con los pueblos del sur de Lacio, los samnistas aliados a los etruscos,
le dio la victoria a Roma permitiéndole el control de toda la península, para
luego extenderse hacia Grecia durante el siglo III a.c.
Durante los siglos II y III
a.c. los romanos extenderían su dominación sobre el Mediterráneo luego de
imponerse a Cartago durante las Guerras Púnicas, con la destrucción de
la esta ciudad. Así el avance romano
prosiguió con reinos helenísticos y
la posterior conquista de Egipto y Galia (Francia y Bélgica) de la mano de
Julio César, con quien se cierra el proceso de expansión. Los pueblos bajo
dominio romano recibían la asignación de ciudadanía pero eran sometidas a
procesos de romanización cultural.
La capacidad de conquista y
dominación romana estuvo centrada en el avance del poderío militar, constituido
con un ejército profesional con
miembros que eran entrenados en alta resistencia y organizados en legiones de
cinco mil hombres cada una, que se subdividían en el campo de batalla con forma
flexible de ataque, especialmente cuando se formaban en tortuga, un sistema de protección de 24 hombres bajo sus escudos.
Tenían innovaciones en armamentos como la catapulta
o el onagro, que lanzaban
piedras, y el escorpión¸ que
lanzaban flechas. Sumaban los arietes,
escaleras y torres móviles.
El expansionismo romano
estuvo acompañado de generación de latifundios
que comenzaron a utilizar mano de obra esclava y a producir a gran escala,
desplazando a campesinos del aprovisionamiento de las provincias. Ante la
concentración de la tierra, durante el siglo II a.c. surgieron reformadores que
impulsaron reformas agrarias, entre ellos Tiberio
y Cayo Graco, tribunos de la plebe de
133 y 123 a.c. Sin embargo el Senado
bloqueó los proyectos y financió a bandas para los asesinaran.
Durante el siglo I, se
constituyó un grupo político llamado partido
popular, que impulsaba reformas sociales favorables a la plebe. En tanto
que los patricios se organizaron en el partido
senatorial.
Hacia el 107 a.c. el
liderazgo del partido popular recayó en Mario,
quien fue elegido cónsul en ese año. En tanto que Sila lideró al partido senatorial y fue quien derrotó a Mario para instaura una dictadura personal hasta el
año 19 a.c.
Tras la muerte de Sila, un
general romano Pompeyo impulsó el
establecimiento de un Triunvirato
contrapesando el intento del Senado de evitar la formación de un poder unipersonal.
Estableció una alianza con Craso, un
importante hombre de negocios, y Julio
César, un hábil político que logró apoyo militar tras conquistar Galias y
desconoció las órdenes del Senado de abandonar el gobierno de esas tierras y
licencias a sus tropas. Así, avanzó sobre Roma y logró una victoria sobre
Pompeyo, quien defendió al Senado. Como Craso había muerto en una batalla,
Julio César asumió el poder absoluto, hasta que una conspiración en el año 44
a.c. lo asesinó.
Luego de la muerte, los partidarios
de César formaron un nuevo triunvirato – Marco
Antonio, Lépido y Octavio- sin embargo no pudieron evitar una nueva guerra
civil que concluyó con la victoria del último y su coronación como Emperador,
recibiendo el título honorífico de Augusto,
poniendo fin a la República.
Monarquía: Desde la fundación de Roma en el año
753 a.c. hasta la rebelión del 509 a.c.
República: Desde 509 a.c. hasta la llegada de Octavio
Augusto, que concentró el poder en el 27 a.c.
Imperio: Desde 27 a.c. hasta la caída de la
parte occidental del Imperio Romano en el 476 d.c.
Fundación de Roma
Cuenta la historia, que dos bebés habían
sobrevivido al ser amamantados por una loba, luego que fueran dejados por una
criada en una canasta flotando en un río. La misma respondía órdenes del rey
Amulio, quien era tío de éstos niños y que dispuso la muerte de los mismos
porque eran hijos de su hermano, a quien había destronado, y que podrían
reclamar el trono en un futuro. El monarca depuesto era Numitor, era descendiente
de Eneas, un príncipe troyano que había logrado escapar de la destrucción de la
ciudad. Si bien el usurpador Amulio había dispuesto matar a todos sus sobrinos,
una sobrina, que había sido obligada a convertirse en sacerdotisa de Vesta, tendría
dos gemelos con el dios de la guerra, Marte.
Tras ser rescatados por la loba, una familia de
campesinos los crió hasta su adultez, momento en que regresaron a Albalonga y
destronaron a Amulio y restituyeron a su abuelo Numitor. En compensación por su
reposición, el monarca decidió fundar una ciudad para los gemelos, haciéndolo
en el Monte Palatino, lugar donde fueron rescatados por la loba. Durante la
fundación, Rómulo decidió trazar los límites de la ciudad y sostuvo que nadie
entraría allí con armas, proclama que desafió Remo, encontrando la muerte por
parte de su hermano, convirtiéndose en el rey de la nueva ciudad que llevaría
el nombre de Roma en su honor.
Con la leyenda de Rómulo y Remo se representa la fundación de Roma, un relato que
permite justificar el avance sobre las colonias griegas, en revancha de la
guerra perdida por los troyanos. Sin embargo, una causal que podría haber dado
lugar a la formación de Roma en el año 753 a.c. se centra el intento de los
latinos de Albalonga de crear una defensa contra los estruscos, que se habían
expandido hacia el Po, por el norte, y amenazaban con cruzar el Tiber. En tanto
que otros relatos, indican que Roma es la confluencia de pastones latinos y
sabinos que se instalaron en las colinas a las orillas del Tiber, cuyas aldeas
se fusionaron para dar origen a Roma. Lo cierto, es que Roma se convertiría en
el epicentro económico y comercial del Mediterráneo que marcará la historia
hasta nuestros días.
La ciudad de Roma articularía el crecimiento
económico de la península Itálica, un espacio geográfico que está atravesado de
norte a sur por los Montes Apeninos y cerrada al norte por los Alpes. Se
encuentra entre los martes Tirreno (al oeste), Adriático (al este) y Jónico (al
sudeste). Con pocas tierras fértiles y sin ríos extensos, a excepción del Po,
en el norte.
A lo largo del territorio e islas que la rodean,
se ubicarían diferentes poblaciones con variadas culturas. Desde los ligures al noroeste y los vénetos al nordeste, que se estuvieron
asentados desde la etapa ágrafa, así como los galos (de origen Celta) que vivían en la llanura del Po. Desde el
siglo VII a.c., los griegos fundaron
colonias al sur de la península y en la isla de Sicilia (Síbaris,
Crotona, Agrigento, Siracusa, entre otras). Los fenicios de Cartago hicieron lo propio en Palermo. A su vez, al norte
de Italia se ubicaban las ciudades-Estado de los etruscos, pueblo que habrían llegado del Asia Menor y que en
alianza con los cartagineses lograron frenar el avance griego sobre el Tirreno
y las islas de Córcega y Cerdeña. Se estima que hacia el 1.200 a.c., en el
centro y sur de la península se asentaron los pueblos indoeuropeos llamados Itálicos o italiotas, entre los cuales se entraban los latinos y sabinos, así
como los umbros, volscos, ecuos y samnitas.
Dominación Etrusca
Durante los siglos VII y VI a.c., los etruscos lograron conquistar
todo el Lacio, incluyendo a Roma, que la transformarían en una Ciudad,
incorporándolas a su esquema que previo a VIII a.c. alcanzaban a doce
ciudades-Estado, que se autogobernaban por familias aristocráticas o por un rey
y coordinaban autoridades en común en épocas de guerra. A pesar de su lucha con
los griegos por el control del mar, mantuvieron un fuerte vínculo cultural, como
tener una escritura con un alfabeto similar.
Las ciudades etruscas se caracterizaban por
tener calles pavimentadas, cloacas y acueductos. Además, sus edificios de
piedras se construían con el arco de medio punto, en forma de
semicircunferencia, que le permitía sostener pesos y cúpulas que los romanos
luego adoptarían. También sanearon pantanos, desarrollaron el comercio
terrestre y marítimo, explotaron los bancos de sal del Tíber y cobraban
impuestos en los cruces de caminos del Lacio.
La cultura etrusca se conoce a través del
descubrimiento de una gran cámara funeraria con alrededor de quinientas mil
tumbas, cuyas paredes reflejan representaciones de la vida cotidiana de ese
pueblo. Eran reconocidos por su ambiente alegre, con banquetes que eran
acompañados por música y juegos de entretenimiento, especialmente peleas y
luchas a muerte. Además, se reconoce un papel activo de la mujer etrusca en la
vida social y familiar.
Monarquía Romana
Con la fundación de Roma, se ha comienzo a la
etapa monárquica de Roma, que se extendería hasta la rebelión del 509 a.c.
Durante ese período, el gobierno era desempñado por un rey de carácter electivo
y vitalicio. Era el jefe político y religioso, ejerciendo la justicia y la
guerra. Los primero cuatro fueron latinos o sabinos (Rómulo, Numa Pompilio, Tulio
Hostlio y Anco Marcio), en tanto que los últimos tres fueron etruscos (Tarquino
el Antiguo, Servio Tulio y Tarquino el Soberbio) tras la conquista de la ciudad
por parte de este pueblo.
El monarca ejercía el poder en forma compartida
con otras instituciones: el Senado y
los Comicios o Asamblea de las Curias. El Senado era un consejo de Estado, formado
por los jefes de clanes, familias relacionadas por la sangre, que elegía a los
reyes y asesoraba. Estos patricios ocupaban sus cargos de por vida. En tanto
que los Comicios estaban integrados por los varones adultos de las treinta
curias (cada curia agrupaba a diez clanes) quienes decidían sobre la paz y la guerra
y aprobaban los tratados, con el poder de veto del Senado.
La
Grecia Helenística y el Imperio de Alejandro Magno
Al norte de Grecia se
encontraba Macedonia, con población de origen dorio, estaba formada por
campesinos que trabajaban la tierra de los nobles, en un extenso territorio de
bosques. Con la explotación de yacimientos de metales preciosos, el reinado de Filipo II estuvo marcado por la
prosperidad y el crecimiento, lo que le permitió fortalecer su poder con la
compra de flotas y armamento para el ejército.
Desde la capital en Pella,
Filipo II comenzó la expansión hacia el este y sudoeste conquistando Tracia y Tesalia.
Avanzó al sur y conquistó la península de Calcídica, lo que le facilitó la
salida al mar Egeo. Hacia el 338 a.c., Filipo II logró avanzar sobre la Grecia
continental, asestando una victoria sobre Tebas y Atenas en la batalla de
Queronea. Así, logró imponer su dominio sobre las polis. Posteriormente, Felipo II se avocó a enfrentar al Imperio
Persa, empresa que no emprendió porque falleció en el año 336 a.c.
Imperio de Alejandro
El hijo de Filipo II,
Alejandro, continuará la obra de su padre. Un joven con fuere formación militar
y una formación recibida por prestigiosos filósofos, entre ellos Aristóteles,
logrará demostrar la capacidad para dominar las polis y emprender la expansión del Imperio. Por su logro será
conocido Alejandro Magno.
Con el primer triunfo en
Asia menor, Alejandro Magno comenzaría
su campaña contra los persas recuperando
en primera instancia las ciudades griegas en posesión del imperio. Luego avanzaría
sobre Siria y Palestina, lugar donde derrotó a Darío III, siguiendo su avance hasta la conquista de Persépolis,
poniendo fin al Imperio Persa.
Habiendo logrado el dominio
sobre Persia, Alejandro Magno continúo
su avance sobre Oriente, llegando hasta el valle del río Indo. Intentó la
conquista de la India, sin embargo sufrió la rebelión de su ejército que no lo
acompañó en la empresa y tuvo que volver a Babilonia donde encontró su muerte de
forma dudosa a los 33 años. Tras la muerte de Alejandro Magno, el imperio se
fragmentó rápidamente.
Organización del Imperio
La forma de dominación que
impuso Alejandro a los nuevos territorios fue la monarquía absoluta¸ respetando la figura de cada región
conquistada, por ejemplo se hacía llamar Faraón en Egipto o “Gran Rey” en
Persia. Conservaba el sistema de administración pero incorporaba funcionarios
griegos y macedonios. Incorporó prácticas de veneración que a muchos griegos
molestaba, porque iban contra el reconocimiento de los derechos ciudadanos a
los que estaban acostumbrados.
Para propiciar la unión de los pueblos a su mando trasladó
la capital del imperio a Babilionia y promovió la emigración de griegos y
macedonios hacia los pueblos conquistados, alentando a la unión matrimonial con
mujeres de los mismos.
El legado de Alejandro Magno fue haber extendido a
Grecia hacia un Imperio dotándolo de un ejército con una eficaz organización,
donde se destacaba la falange, una
organización de combate de la Infantería organizada en 16 filas por 16 columnas
con un total de 256 soldados. Atacaban en forma escalonada con sistema de
relevos. La avanzada de la Infantería permitía el movimiento de pinzas de la
Caballería, formada por los nobles, que atacaba con soporte de arqueros y
honderos. Además tenían catapultas y torres de ataque que les permitía ataques
infalibles.
Posteriormente a la muerte
de Alejandro Magno, algunos
territorios recuperaron su independencia, como el valle del Indo, y en otros se
desató la disputa entre los generales del ejército, que luego de varios años de
lucha terminaron repartiéndose en reinos helenísticos: Egipto; Siria (del que luego se separaría Pérgamo) y Macedonía (que
incluía Grecia).
Expansión de las ciudades
Durante el Imperio de Alejandro Magno como
durante los reinos helenísticos, se
extendió la vida urbana sostenida por una expansión de la actividad económica
derivada de la explotación minera, los nuevos campos de cultivo y las rutas de
interconexión, que facilitaba el traslado y comercio.
Alejandro Magno fundó más de
70 ciudades, de las cuales 16 se llamaban Alejandría.
Tenían una gran extensión, con grandes avenidas de comunicación, dotadas de
grandes edificios y provistas de mercados, bibliotecas, gimnasios, teatros y
templos. Las más importantes fueron Pérgamo
y Antioquía en Asia Menor y la Alejandría del Nilo en Egipto, ésta
llegó a ser una de las más pobladas de la época, siendo uno de los centros
marítimos más importantes, del cual destaca su Faro, que hoy es considerado una
de las siete maravillas del mundo antiguo.
Legado Griego
La civilización griega deja un importante acervo educativo a la
humanidad. Tuvieron un gran despliegue del Teatro
como forma educativa y de la Filosofía
como forme reflexiva. A su vez, desarrollaron el arte expresivo en la búsqueda
de la belleza ideal.
Su concepción religiosa politeísta, que atribuía a sus dioses formas antropomórficas, ordenados en forma jerárquica, partiendo por los más importantes: los dioses del Olimpo, encabezados por Zeus, el dios del rayo. En su honor, desde el 776 a.c. cada cuatro años, durante 7 días se celebraran las “Olimpiadas”, una serie de competencias deportivas.
Con el ascenso de
comerciantes y artesanos que provocó el impulso de la segunda colonización,
también se produjo el empobrecimiento de pequeños artesanos y campesinos que
por deudas caían en la esclavitud. Esto impulsó el malestar y la necesidad de
repensar las normas en las ciudades. Así surgieron Legisladores que impulsaron cambios, como Licurgo de Esparta, Dracón y
Solón de Atenas.
En Atenas, Dracón impulsó un
nuevo esquema de derechos, reduciendo las arbitrariedades de las clases
privilegiadas. Sin embargo, no superaron los descontentos, lo que llevó a una
profunda reforma aplicada por Solón, que prohibió la esclavitud por deudas y
limitó los poderes de la nobleza terrateniente. Medidas que no atenuaron los
conflictos, lo que provocó el ascenso de lo que llamaron tiranos con cierto apoyo popular, por las medidas que tomaron para
favorecer a los sectores desfavorecidos.
Guerras Médicas o
Persa-Helénicas
Los enfrentamientos entre
Grecia y Persia dio comienzo a la Época Clásica. Las nuevas ciudades –Estado debieron
enfrentar a un poderoso imperio en expansión. Las mismas se conocen como las Guerras Médicas.
Hacia el siglo VI a.c., el
rey Darío subsumió a las ciudades de origen jónico, ubicadas en las cosas del
Asia Menor, convirtiéndolas en satrapías e imponiéndoles tributos. Esto
preocupó a las ciudades griegas, que veían el peligroso de caer bajo dominación
persa. Cuando las ciudades jónicas, encabezadas por Mileto se rebelaron contra
los persas, éstos recibieron el apoyo de Atenas y otras polis. Así, Daría
sofocó las revueltas y decidió la invasión de Grecia, dando origen a dos
enfrentamientos que marcarán la consolidación helena.
La PrimeraGuerra Médica comenzó en 490 a.c. con el desembarco de
200.000 persas que fueron contenidos por ejércitos griegos en diferentes
batallas, como la conocida en Maratón,
destacándose por la inferioridad numérica. Posteriormente, en 480 a.c. Jerjes
(hijo de Darío) avanzó hacia la península obteniendo victorias como en
Termópilas, donde derrotaron a los espartanos y logrando avanzar hasta Atenas.
Esta Segunda Guerra Médica, siguió con el rearme de los griegos que
vencieron a los Persas en la batalla naval de Salamina. Si bien los Persas intentaron
volver al año siguiente con más de 300.000 soldados, fueron vencidos en el año
449 a.c. Así las ciudades griegas formaron la Liga de Delos, coordinada por Atenas, para la defensa militar
contra nuevas invasiones.
Esparta
Una de las polis que
destacaron durante la época clásica griega fue Esparta. Fundada por los dorios en
el siglo X a.c. ocuparon la península del Peloponeso y sometieron a sus
pobladores bajo una sociedad militarizada.
Constituyeron una monarquía
formada por dos reyes, asesorados por un consejo de ancianos (Gerusía) que dictaba leyes y una Asamblea Popular formada por mayores de
30 años. A su vez, existían cinco magistrados (éforos) que limitaban el poder de reyes y funcionarios.
Su estructura social estaba
jerarquizada, donde solo los descendientes dorios eras considerados ciudadanos
plenos y se denominaban espatiatas.
Tenían tierras y esclavos, y se dedicaban a la política y la guerra.
También estaban los periecos
y ilotas, los primeros eran
descendientes de comunidades campesinas que no se resistieron a la invasión
doria, en tanto que los segundos sí. Los periecos eran libres pero sin derechos
políticos, en tanto que los ilotas carecían de derechos y eran considerados
siervos que debían trabajar para los espatiatas.
Los espartanos recibían una
rígida formación militar. Tenían una etapa de instrucción, que concluida podían
casarse y formar una familia, pero luego debían seguir su formación militar.
Las mujeres si bien podían aprender a leer y escribir, sin embargo, solo tenían
el rol de procreación, para lo que hacían ejercicios físicos para dar hijos fuertes.
Atenas
La otra ciudad destacada de
la época griega era Atenas. Ubicada en la península Ática, fue fundada por los
jonios, que al estar a las orillas del mar se orientaron a la actividad
comercial. Sin embargo, se convertirá en la cuna de la filosofía, cuando
durante el siglo V a.c. se convertiría en el centro de la cultura y el poder
militar de Grecia, dando origen a una forma de organización que luego en
occidente se conoce como Democracia.
Como la mayoría de las polis griegas, Atenas estaba gobernada por una monarquía que posteriormente fue
cambiando hacia un gobierno aristocrático (de los mejores) constituido por los
nobles o eupátridas. El demos (pueblo) no participaba del
gobierno, por lo que fue reclamando derechos que lograron hacia finales del
siglo VI a.c. Así, Clístenes estableció
un tipo de gobierno que dio origen a la Democracia,
el “gobierno del pueblo”.
Democracia para pocos
Si bien la idea de
Democracia refiere a un gobierno del pueblo, la realidad griega estaba limitada
a los ciudadanos, que eran los varones libres, hijos de padre y madre
atenienses, lo que representaba 40 mil de los 350 mil habitantes atenienses. La
mayoría de los habitantes eran metecos o
esclavos. Los primeros eran los
provenientes de otras ciudades vecinas, y que eran libres, a diferencia de los
otros, que eran prisioneros de guerra e hijos de esclavo. A su vez, las mujeres tanto libres o esclavas no
podían participar y estaban bajo tutela de un varón.
Los ciudadanos que podían
participar, lo hacían bajo un esquema que propició Clístenes, que dividió a la
ciudad en diez tribus que
delimitaban un distrito. Allí, podían elegir un estratega y un arconte.
Los 10 estrategas dirigían el ejército y la flota, fijaban los impuestos para
la guerra y representaban a Atenas ante otras polis. En tanto que los 10
arcontes se ocupaban de la administración y la religión.
Las tribus elegían al Bulé (Consejo de los 500) que estaba formado
por 50 representantes de cada una, que se encargaba de preparar las leyes. En
tanto que se elegían otros 60 para los 600 miembros del Tribunal de los Heliastas, que se encargaba de cuestiones
judiciales. Por último, todos participaban de la Eclesía (Asamblea del Pueblo) que se encargaban de aprobar las
leyes. En tanto que el Àgora era la
plaza pública, espacio donde se discutían temas de interés por la comunidad.
Las reformas de Clístenes se
profundizaron durante el gobierno de Pericles
incentivando la participación a través del pago de los cargos. Hasta ese
momento era reducido el involucramiento de los ciudadanos al ser honoraria la
participación.
Tras las Guerras Médicas,
Atenas encabezó la Liga de Delos
convirtiéndose en la ciudad más importante del mundo griego. Propiciando el
auge arquitectónico y cultural, dando lugar al Siglo de oro de Grecia o el Siglo
de Pericles.
Contrapuesto, Esparta formo la Liga del Peloponeso que dio origen a una guerra que las enfrentó en
el año 431 a.c. luego de la intervención de Atenas en Corinto, ciudad aliada de
los espartanos, que lograron controlarla tres años después. Sin embargo, en 415
a.c. cuando los atenienses intentaron avanzar sobre Siracusa, otra aliada
espartana, con la ayuda de los persas, lograron replegar el avance y establecer
el dominio de Esparta en la región. Hegemonía que duró hasta el levantamiento
de Tebas, provocando el desgaste de los griegos hasta el siglo IV, hasta que el
reino de Macedonía, logró tener el control de la mano de Filipo II.